“Las Fiestas de San Juan en Coria: Más que una tradición, un legado de recuerdos y sentimientos»

Gema Gómez.

En las calles de Coria, una pequeña Ciudad de Extremadura, la anticipación comienza a burbujear conforme se acerca una de las celebraciones más esperadas del año: las fiestas de San Juan. Uno no puede comprender verdaderamente el impacto y la importancia de estas festividades hasta que las experimenta de primera mano. Los eventos de San Juan no son simplemente una serie de fiestas; son un tejido de recuerdos inolvidables, reencuentros emocionales y días llenos de risas y diversión.

Nací y crecí en Coria, y para mí, la emoción empieza a crecer desde el instante en que el calendario señala el acercamiento de las fechas. Como muchos otros corianos, tengo innumerables recuerdos vinculados a estas fiestas.

Mi abuelo poseía un bar en la plaza de toros y desde su balcón, mi tribuna de la infancia, aguardábamos la salida del morlaco. Esos momentos de emoción y adrenalina, compartidos con mis primos, están grabados a fuego en mi memoria. Los recuerdos de las noches en que los «dichosos cobaledas» se resistían a descender a la plaza, sumándose a la intriga y al misterio, son tan vívidos como si hubieran sucedido ayer.

Los paseos por la Rúa de los Paños con mi madre y mi abuela son otro tesoro imborrable de mi niñez. Mi abuela, siempre sonriente y con una palabra amable para todos, era una figura entrañable y reconocida en Coria. Su recuerdo, al igual que el de aquellos que ya no están, se hace más presente en cada fiesta de San Juan.

Otros recuerdo que me llegan a la cabeza  es una noche en que se fue la luz y el toro estaba suelto en las calles, o las noches frías y lluviosas con el toro solitario, forman parte igualmente de la esencia de las fiestas. Son tantos momentos que me quedo sin espacio para escribir y que seguro que gente más mayor que yo podría contarme.

San Juan es también una época de reencuentros, de abrazos con aquellos que, a lo largo del año, están lejos. Es una oportunidad de recordar a los que ya no están, y una forma de mantener vivas sus memorias.

Ahora, a mis 42 años, espero con ansias las fiestas de San Juan, al igual que cuando era niña. En Coria, soñamos con los toros cuando se acercan las fiestas, y esos sueños se mezclan con los recuerdos de las anécdotas pasadas.

Los Sanjuanes, como los llamamos con cariño, son más que una tradición para nosotros. Son una herencia, un hilo conductor que une a generaciones, y cada año, con la esperanza de que no haya percances que lamentar, añadimos un recuerdo más a esa gran historia compartida.

Esta es la esencia de las fiestas de San Juan en Coria, una celebración que trasciende la simple festividad y se convierte en un rito de paso, una reafirmación de nuestra identidad y una celebración para todos los habitantes. Mientras esperamos a que llegue otra vez San Juan, nos quedamos con las anécdotas y los recuerdos, contándolos a la siguiente generación, en la esperanza de que también ellos tendrán historias que contar a sus nietos algún día.